La captura de CO2 del aire puede ser la solución a los altos costes energéticos de los combustibles fósiles como el petróleo o gas. A la elevada factura de la luz de los hogares. Hasta al cambio climático, con sus desastres naturales derivados. La captura de CO2 ha entrado con fuerza en el mercado como alternativa fiable, económicamente atractiva, plausible como fuente de energía sostenible.

La descarbonización, así como los procesos de “energía” verde, están a la orden del día. Sin embargo, a nivel industria, no es tan fácil como cerrar fábricas y dejar de usar combustibles contaminantes de un momento a otro. Sino que se tienen que dar alternativas tan baratas, o más, de producir energía a nivel industrial. Reconvertir los puestos de trabajo, fábricas, sectores asociados…

Es ahí donde entran las empresas de innovación tecnológica. En forma de statups emergentes, que pretenden utilizar la captura del CO2 ambiental para generar energía a bajo coste. Un dos por uno conceptual, cumpliendo también con los ODS de la Agenda 2030, respecto a las bajas emisiones, o incluso 0, de CO2.

¿En qué consiste la captura del CO2 ambiental?

Se trata de un proceso químico por el que se “revierte” el CO2 al estado anterior a cuando fue quemado por los combustibles fósiles.

Un proceso científico que imita a las plantas, con sistemas que, salvando las distancias con el homólogo biológico, persiguen convertir un compuesto dañino en un activo aprovechable.

Lejos de ser una quimera a futuro, son varias las inversiones millonarias actuales que buscan afinar los métodos de captura de CO2, haciéndolos eficientes. Un impulso exponencial al sector de las renovables que, junto a sus homólogos solar, eólica o hidroeléctrica, ha visto como en los últimos años crecía el interés comercial en ellas.

Algunos especialistas la consideran como una de las industrias con mayor proyección comercial de la próxima década. Puesto que viene a cubrir la necesidad imperiosa de reducir miles de millones de toneladas de dióxido de carbono del aire, cada año. Si se quiere limitar el calentamiento global a menos de 2ºC y proteger la biodiversidad.

 

¿Cómo se captura para reconvertirlo?

En la manera de conseguirlo está la clave. Concretamente en encontrar el mejor equilibrio entre costo/beneficio. En la carrera de la invención por ver quién recoger una tonelada del modo más barato. Como, por ejemplo:

• Captura de CO2 mediante microalgas que generen, como consecuencia, biocombustibles aprovechables.
• Recolección directa del aire mediante reacciones químicas, generando fertilizantes o polímeros sintéticos usados en la fabricación de bioplásticos.
• Combinarlo en laboratorio con hidrógeno para producir hidrocarburos sintéticos.
• Aprovechar los propios deshechos de las plantas de gas y mezclarlo con todo tipo de elementos, generando productos de construcción (cemento, en gran medida).

Procesos científicos que se complementan con los grandes catalizadores naturales de captura de CO2: los océanos/mares, en adición de la vegetación de los bosques. Un elemento que no debe ser olvidado. Pues la acción tecnológica supone un empujón importante. Pero los reguladores orgánicos siguen siendo los actores principales que permitirán ganar la partida al cambio climático.

 

Imagen de portada: Chang Qing