¿Playa o piscina? Si hay un tema más recurrente que la canción del verano, el mejor helado de la infancia o las fiestas de pueblo, es ese. Si bien, como las grandes cuestiones trascendentales, elegir el mejor lugar para refrescarse en los meses estivales nos lleva acompañando décadas. La verdad es que no existe una respuesta clara, dependerá de tus preferencias personales, condiciones, cercanía….
Por nuestra parte, venimos a poner luz sobre la decisión, exponiendo las claves y beneficios de cada una, para que elijas de forma cómoda.
Team Playa: Naturaleza, facilidad y belleza
- El bienestar de un lugar con el que conectar con la naturaleza, tomando distancia de la vida cotidiana
- La arena: dentro de la discusión playa o piscina siempre es un arma de doble filo. O te encanta o la odias. Aunque, lo cierto es que la experiencia de tumbarte sobre ella, jugar o simplemente sentirla sobre la piel es algo singular que no encontrarás en otro lugar.
- Te aseguras de que el agua esté limpia gracias al movimiento de las mareas. Una renovación constante del medio que no te dará sorpresas desagradables.
- A tu piel le podrá venir genial la salinidad del medio. Sobre todo a personas con molestias de circulación, irritaciones o dermatitis.
- Es gratis, pública y sin complicaciones a la hora de acceder. Ve cuando quieras, como gustes.
- De forma general: podrás jugar a la pelota, palas, con tu colchoneta hinchable… En torno al enfrentamiento playa o piscina, aquí la primera gana de calle.
- Estarás en contacto con otros seres vivos del ecosistema. Cangrejos, peces, pulpos en las rocas… Si eres un amante de los animales, aquí estarás a gusto.
- Suele tener más espacio para pasear, alejarte del resto de bañistas si quieres tranquilidad y que nadie te moleste.
Team Piscina: Entorno controlado, sin molestias
- La temperatura del agua, las condiciones en general, se pueden controlar mucho mejor. Sabrás a la perfección a qué atenerte.
- Olvídate de pisar un erizo o que te pique una medusa. Estarás seguro respecto a sobresaltos de este tipo. Las únicas criaturas por las que te tendrás que preocupar serán el resto de los usuarios haciendo “largos” sin mirar al frente.
- La ausencia de arena. Vuelte el tema clásico, a veces hasta determinante, en torno a la playa o piscina. En esta última llegarás a casa sin ponerlo todo perdido de tierra.
- Servicios en pos de la comodidad. Suelen tener vestuario, baños, bares y restaurantes… Un colectivo total para el confort en el que la solución a tus necesidades está a mano.
- Agua sin olas que te arrastren o la peligrosidad de ensimismarte nadando para acabar demasiado lejos de la costa.
- Tienen zona de sombra asegurada. Un punto a favor en este duelo particular de playa o piscina.
- Puedes disfrutarla en casi cualquier lugar. A diferencia de la playa, en donde necesitarás estar en una zona de costa, encontrar una piscina es relativamente sencillo.
- La intimidad es posible. No es raro tener a algún amigo que cuente con piscina privada, en la que recrearte con sus beneficios sin necesidad de compartirlos con desconocidos.
Conclusión: ¿Playa o piscina?
Con las claves en la mano te toca decidir. Cada una tiene sus enormes ventajas y pequeños inconvenientes. De ti depende valorar qué te parece mejor. Aunque también puedes ir a ambas según la situación.
El verano es largo, se pueden tener ocasiones para probar las dos, divirtiéndote de una infinidad de maneras. No son alternativas contrarias, sino complementarias.
Eso sí, sea cual sea tu decisión, no te olvides de hidratarte bien, ponerte un buen factor de protección solar y hacer un uso responsable del lugar.
Imagen de portada: Perfecto Capucine